Artículo publicado en Publico.es
Pedro De Palacio Maguregui
Coordinador Provincial de IU Burgos
Raúl Salinero
Concejal de IU en Burgos
Si por algo se ha caracterizado el régimen de la Transición ha sido porque las lógicas de Gobierno se han fundamentado en que los que no se presentan a las elecciones —los poderes económicos— son los que realmente determinan las políticas públicas y adaptan a la política nacional las líneas maestras del saqueo a los ciudadanos empobreciéndonos, concentrando la riqueza, vendiendo la soberanía nacional y dejándonos sin derechos sociales.
Pedro De Palacio Maguregui
Coordinador Provincial de IU Burgos
Raúl Salinero
Concejal de IU en Burgos
Si por algo se ha caracterizado el régimen de la Transición ha sido porque las lógicas de Gobierno se han fundamentado en que los que no se presentan a las elecciones —los poderes económicos— son los que realmente determinan las políticas públicas y adaptan a la política nacional las líneas maestras del saqueo a los ciudadanos empobreciéndonos, concentrando la riqueza, vendiendo la soberanía nacional y dejándonos sin derechos sociales.
El PP y el PSOE (con sus
matices diferenciales, y de los que tanto distan sus bases sociales de
sus dirigentes) han sido los instrumentos a través de los cuales ese
poder económico ha ido profundizando en este sentido en los últimos
treinta años hasta llegar a la situación actual, en la que ya estamos en
vía directa hacia el subdesarrollo, mientras aumenta en plena crisis el
número de multimillonarios que concentran aún más la riqueza.
Bancos en la élite del poder
que financian el fiestón urbanístico y constructoras conectadas con el
sector financiero que se llevan gran parte de la tajada, concentran a su
vez la propiedad de los medios de comunicación que sostienen a los
partidos del régimen y a las élites políticas subordinadas a estas
élites económicas.
Éste es el fundamento de
gobierno a nivel general, que es, a su vez, causa de que la tasa de
pobreza descendiese sólo un 1% desde que empezó la denominada época de
bonanza de la economía española a mediados de los años noventa hasta que
estalló la crisis (aunque la crisis sea el capitalismo en sí mismo) en
el año 2007. Si la pobreza no desciende en las épocas de expansión de la
economía, el que crezca sin parar en plena crisis ni nos debería llamar
la atención, ni extrañarnos sus causas.
No es casualidad que el PSOE
llevase en su programa un proyecto de bulevar, y que una vez confirmado
que se iniciaba la obra, plantease, con sentido electoralista, un
aparcamiento subterráneo cinco veces mayor que el actual del PP que
hubiese arruinado el barrio y la ciudad. IU presentó un plan de empleo
para la ciudad valorado en 14 millones, ninguno de los otros grupos
representados en el pleno municipal lo apoyó. Con el dinero del proyecto
de bulevar se podría financiar dicho plan de empleo.
Tras casi dos años de no
escuchar a los vecinos por parte del equipo de Gobierno municipal,
empezaron las obras y el barrio decidió instalarse en la calle para
combatir su ejecución. Desde el viernes pasado la afluencia de gente a
las manifestaciones no ha parado de crecer, a pesar de la campaña de
criminalización del PP y su política de militarizar policialmente el
barrio con una actitud totalmente provocativa y represiva.
Ha sido la creación de poder
popular lo que ha obligado al PP a paralizar temporalmente la obra, ha
sido con su actitud lo que ha hecho que el conflicto se haya
visualizando a nivel nacional e internacional lo que ha generado el
miedo al PP. No sólo a nivel municipal, sino también a nivel nacional
por el desgaste en imagen que le está generando y por la trascendencia
popular que ha tenido. Un ejemplo son las concentraciones de apoyo y
solidaridad en capitales de provincia que se han organizado. Algo que se
produce, en definitiva, por haber visualizado a nivel municipal y
nacional la confluencia de intereses entre élites políticas que no
sirven a la mayoría social y empresarios corruptos que financian
discursos contra lo público, pero que a la vez saquean el dinero
público.
La batalla no está ganada.
Hemos dado un paso importante en generación de poder popular y de poder
vencer esta batalla, pero la pretensión del PP de Burgos ahora es
desmovilizar, que se apague el incendio social, y poder reiniciar las
obras a medio plazo o tener una salida digna en términos políticos que
le implique el menor desgaste posible. No se lo podemos permitir. Hay
que ganar la batalla pero que no quede ahí, seguir extendiendo el poder
popular para generar una alternativa de poder de la mayoría social en la
ciudad y una alternativa de país en la que los que declaren la guerra
social a los ricos y sus partidos sean los pobres.
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